miércoles, 27 de enero de 2010

Biografías de músicos



La de David Lee Roth
(cantante de Van Halen), Crazy from the heat, me decepcionó. Está escrita mucho antes de la actual reunión de Van Halen y no se moja en nada, ni para bien ni para mal. Con lo bocazas que es Diamond Dave y en este libro parece un corderito, hablando sólo de sus raíces musicales (interesante esta parte), de sus manías en el escenario antes y durante los conciertos… Y prácticamente nada de su relación con los hermanos Van Halen o Michael Anthony. Recuerdo que, cuando la leí hace unos años, pensé: en el fondo este tío tiene la esperanza de volver a ser el cantante de Van Halen y no ha querido poner absolutamente nada que puede molestar a los hermanos, por si acaso. Buenas fotos, pero un libro flojo, para ser quien es su autor. La de Aerosmith, Walk this way, en cambio, la disfruté. No escatiman detalles de su infierno con las drogas y de sus problemas personales dentro y fuera del grupo. Aparecen sinceros y abiertos, maduros. Pero la realmente interesante es Fight the Power, la de Chuck D, el cerebro de Public Enemy. Es un libro también un poco viejo (1997) pero en mi caso lo he leído recientemente. Puedes estar o no de acuerdo con lo que plantea (yo no lo estoy al 100%), pero es un libro honesto, que te permite saber exactamente de qué iban Public Enemy. La conclusión que sacas es que este tío está en guerra. Las declaraciones son incendiarias, como lo eran sus canciones: que si el Gobierno norteamericano actúa como una “máquina antinegros”, que si los negros deberían ver la bandera americana como si fuera la esvástica nazi… En algún momento se pasa tres pueblos, ve conspiraciones por todas partes y se vuelve algo paranóico y extremista, pero no hay duda de que Chuck D no es un ignorante; es un tío preparado y muy concienciado con la problemática social de los negros… y yo no soy un negro que vive en los EE.UU. y no puedo calibrar hasta qué punto sigue instalado el racismo en aquel país. En todo caso, él se muestra muy crítico con esa figura del artista o deportista negro famoso (campos en los que destacan las personas de color) que no hace nada por su comunidad. También se criticó mucho en su día a Louis Armstrong, al que acusaban de ser un bufón, alguien que entretenía a los blancos y no hacía nada por la causa negra. La descripción de cómo conoció a Flavor Flav (¡qué personaje!) y de cómo tuvo que justificarle a la compañía de discos a qué se iba a dedicar dentro Public Enemy, para que también se le contratara, es muy graciosa (Flavor Flav sencillamente “hace lo suyo”, les dijo). Este tío es tan auténtico como Chuck, aunque tenga una forma de ser totalmente distinta. También he disfrutado del libro autobiográfico Freddie Mercury, Su vida contada por él mismo que un par de periodistas han hecho a partir de entrevistas que Freddie Mercury realizó durante 20 años. Por supuesto que me ha resultado más interesante que el que escribió en su día Peter Freestone, el que fuera asistente personal de Freddie desde principios de los ochenta y hasta su muerte, porque, de tan respetuoso, resultaba insulso: ¡con lo que este hombre debió llegar a ver (¿y tocar?) durante más de 10 años¡. En el libro de estos dos periodistas hay anécdotas geniales, como cuando Queen (época News of the world, ¡con Freddie calzando zapatillas de ballet!) y los Sex Pistols coincidieron en un estudio de grabación y el genial cantante de Queen, que podía ser gay pero estaba cuadrado, vaciló a Sid Vicious cambiándole el nombre y preguntándole si las marcas y las cicatrices de la cara se las hacía delante del espejo. Vicious advirtió a Freddie que no le gustaba cómo le está hablando y Freddie respondió: “¿Y qué piensas hacer al respecto? Rotten y Vicious salieron por piernas. ¡Qué grande fue Freddie Mercury y qué necesitada está hoy la música de personajes como él!

No hay comentarios:

Publicar un comentario