viernes, 2 de julio de 2010

Xavier Cugat, todo un personaje



Tengo un vago recuerdo de cuando, siendo un niño, vi en televisión una entrevista que le hacían a un ya decrépito Xavier Cugat, que había vuelto a España para pasar los últimos años de su vida. Recuerdo ver junto a él a una jovencísima Nina, que empezó en esto de la farándula apadrinada por este catalán universal. Para ser honesto, ver juntos a aquel octogenario demacrado, que más que hablar balbuceaba, y a aquella niña me repugnó. Pero por aquel entonces yo no tenía ni idea de quiénes eran Xavier Cugat y Nina.

Mucho tiempo después, el lento y sinuoso avance de una cola kilométrica para acceder al Teatro-Museo Dalí de Figueres (Girona) me situó temporalmente delante de una librería a la que en otras circunstancias seguramente no habría prestado atención. Sin embargo, teniendo por delante una larga espera para acceder al museo, dejé guardando la cola a unos amigos (y a mi futura mujer) y entré en la librería. Una vez dentro, descubrí que más bien se trataba de una turística tienda de recuerdos. No obstante, un libro captó mi atención: Yo, Cugat. De hecho, lo que me llamó la atención fueron las cubiertas: un collage con las fotos de algunos de los artistas más famosos del S.XX: Frank Sinatra, Rodolfo Valentino, Clark Gable, Rita Hayworth, Fred Astaire, Mae West, Charles Chaplin, Caruso, Gloria Sawson, Errol Flynn… y Xavier Cugat salía con ellos en las fotos… Un precio razonable y un interior repleto de material fotográfico de primera me convencieron para llevarme a casa la autobiografía de aquel hombre que recordaba haber visto en la tele de pequeño, y por el que súbitamente empecé a sentir curiosidad. Digo “empecé”, porque lo cierto es el libro pasó a acumular polvo en una estantería de casa.

Pero el destino estaba escrito: años más tarde, concretamente en 1998, dedicándome a la crítica musical, me llegó a la redacción un sobre con varios CD, entre los que se encontraba uno… ¡de Xavier Cugat! La portada estaba ilustrada con una foto de Cugat calándole una gorra en la cabeza a un jovencísimo Frank Sinatra que iba vestido de militar. Y es que el reclamo del CD, que no era más que la enésima recopilación de éxitos grabados por la orquesta de ritmos latinos de Xavier Cugat, era la inclusión de un tema grabado junto a Frank Sinatra, My Shawl, ¡cuyos primeros compases pertenecen a una canción tradicional catalana! Sí, Cugat asegura que la primera canción que grabó “la Voz”, cuando sólo contaba con 18 años, fue con su orquesta, si bien la discografía oficial publicada por la familia Sinatra le desmiente. En cualquier caso, la amistad entre ambos era patente, ya que el prólogo de Yo, Cugat (reproducido también en los créditos del CD) estaba escrito por el mismísimo Sinatra.

¿Fue esta segunda oportunidad que me brindaba el destino suficiente para sacar la autobiografía de Cugat de la estantería en la que acumulaba polvo…? ¡No! Ha sido ahora, en 2010, y sin ningún motivo digno de mención, cuando he recuperado ese libro. Y lo que he encontrado en él ha sido sorprendente, no sólo porque, efectivamente, la lista de amigos de Cugat incluye a los personajes famosos que salen en la cubierta del libro, sino porque tiene en su haber algunos hitos:

–Uno de los primeros (si no el primer) cortometrajes musicales de la historia lleva su nombre y su música: Cugat and his gigolos.

–En su orquesta tocaron y cantaron los mejores (¡Bing Crosby, fue su cantante durante una temporada!).

–Ayudó a Cole Porter con el clásico Begin the Beguine.

–Fue el descubridor de Rita Cansino, a quien cambió el nombre por el de Rita Hayworth…

–Asegura ser el descubridor de Dean Martin y Jerry Lewis. De hecho, la idea de que formaran una pareja artística fue suya.

–Presentó a Edith Piaff en el show de Ed Sullivan, y fue testigo en otra ocasión de cómo éste insultaba a una todavía desconocida Barbara Streisand, a la que definió como “nariguda y ordinaria”.

–Vivió en primera persona el nacimiento de Hollywood y los grandes estudios. Actuó en algunas películas de la Metro Goldwyn Mayer y puso música a las primeras películas sonoras.

–Fue el caricaturista oficial del periódico Los Ángeles Times (la caricatura era su gran hobby)

–Cenando en casa de Picasso, “que lo cocinaba todo con brandy y coñac”, éste le regaló una botella de Napoleón de 100 años.

–Era íntimo amigo de George Gershwin; el pionero de la automoción Henry Ford era admirador suyo; conoció a Hemmingway y asistió con él a corridas de toros; intimaba con Dalí…

– Emperadores y reyes de medio mundo asistían a los conciertos de su orquesta (¡y alguno de ellos intentó ligarse a alguna de las espectaculares mujeres que tuvo el músico catalán!)

El listado es impresionante. En la actualidad, el nombre de Xavier Cugat quizá no le diga nada a la mayoría de catalanes y españoles, pero hubo una época en que este hombre fue el rey de la rumba y el cha-cha-cha, una estrella mundial con casa en Beverlly Hills, fotos dedicadas de siete presidentes de los Estados Unidos (Nixon llegó a presentárselo al entonces Príncipe Juan Carlos, el actual Rey de España, diciéndole: “Este es nuestro Cugui”) y cuatro, sí, cuatro estrellas en el Paseo de la Fama de Hollywood Boulevard que recuerdan sus múltiples éxitos en la música, el cine y la televisión.

lunes, 26 de abril de 2010

Aerosmith, un bis de 40 años



27-06-2010, Aerosmith en Barcelona…

Mi anécdota favorita de Aerosmith: finales de los 70, los toxic twins (aka Steven Tyler y Joe Perry) atraviesan su periodo más duro de adicción a las drogas. El grupo suele cerrar todos los conciertos de la gira con el mismo tema, pero, una noche, les da por hacer justo al revés y empiezan el concierto con la canción de marras. Cuando la terminan… ¡se despiden del público y abandonan el escenario! Alguien tuvo que recordarles que habían tocado tan solo un tema y que era conveniente volver al escenario… La vaguedad de la explicación invita a pensar que se trata de otra leyenda urbana (o rumana, que diría un amigo mío) de la época en que el grupo se metía por la nariz un tercio de la economía colombiana (Tyler dixit). Pero parece ser cierta. Y se non è vero è ben trovato.

Aerosmith compuso bajo la influencia de las drogas gran parte de los clásicos de su repertorio de los años 70: Back in the Saddle, Sweet Emotion (una de mis canciones fetiche), Toys in the Attic, Walk this way… A finales de la década de los 80, ya (o supuestamente) limpios de drogas también editaron dos excelentes discos, Permanent Vacation y Pump, que les devolvieron al primer plano de la música rock americana. Sin embargo, actualmente publicar cada nuevo disco les supone un suplicio, y ya hace tiempo que deben recurrir a compositores y arreglistas mercenarios del tipo Desmond Child para sacar adelante algunas composiciones. En directo, sin embargo, continúan ofreciendo un gran espectáculo de rock and roll.

Los de Boston incluían Barcelona como uno de los destinos fijos en sus giras europeas de los años 90, de manera que aquí conocemos bien la solvencia escénica de un grupo que en aquella década ya triunfaba con una propuesta sensiblemente diferente a la que los encumbró a mediados de los años 70.

Para muchos fans la evolución en los 90 fue gradual y en ningún caso traumática. En aquella época, los norteamericanos habían conseguido un cierto equilibrio entre sus antiguas composiciones de hard rock y las nuevas piezas, con producciones pensadas por escalar las listas de ventas. Por este motivo, la banda había sumado a los fans de toda la vida una nueva generación que les hizo grandes en la década de los 90.

La prueba la teníamos en su creciente éxito de convocatoria, ya que, tras tocar en el Palacio de Deportes de la calle Lleida (Get a gripe tour, 1993, con Mr. Big de teloneros), en las siguientes visitas pasaron a actuar en el Palau Sant Jordi (Nine lives tour, 1997, y A little south of Sanity tour, 1999, esta última con Black Crowes de teleneros). Continuaban facturando buen rock and roll, pero, eso sí, cada vez tenían más protagonismo las secciones de viento, los teclados y las melodías edulcoradas.

Define canción lenta, por Joe Perry

El propio Joe Perry reconocía que hasta que no entraron en su vida gente como el A&R John Kalodner (un tipo fascinante: www.johnkalodner.com), y compositores-productores como Glen Ballard y Desmond Child (todos ellos especialistas en lograr hits: www.glenballard.com; www.desmondchild.com) cuando alguien le hablaba de hacer una canción lenta, pensaba que se refería a un blues lento... Ahora la guitarra favorita de Perry es Billie, una Gibson BB King Lucille de color blanco con la cara de su mujer pintada a tamaño gigante en la tapa de arce del cuerpo del instrumento…

Pero, a pesar del éxito comercial, Aerosmith hoy están lejos de su mejor forma musical… y física. Como anécdota, corre por youtube (www.youtube.com/watch?v=6CEoThnszn8) un vídeo reciente de Steven Tyler cayéndose del escenario y pegándose un costalazo en un concierto en Dakota del Sur. Esto se suma a recientes problemas de salud del cantante, que ya no es un niño precisamente, y rumores sobre recaídas en la droga.

Son muchos los que creen que los malos rollos que ha habido últimamente entre Steven Tyler (el cantante bocazas que en una ocasión dijo que le cabía un cubo Rubik en la boca) y el resto del grupo –que llegaron a declarar que estaban buscaban nuevo cantante–, y la posterior reconciliación no eran más que un montaje para calentar la nueva gira por Sudamérica y Europa que los managers del grupo ya habían estado cocinando. Ya se sabe: vamos a ver a Aerosmith, que quizá sea la última vez… Yo, por supuesto, ya tengo mi entrada.

jueves, 18 de marzo de 2010

Surcos de vinilo aumentados 1000 veces


La foto es del surco de un disco de vinilo aumentado 500 veces a través de un microscopio electrónico. Los trozos oscuros que se ven son partículas de polvo.
Nunca hubiera imaginado esas “imperfecciones” en esos surcos que, cuando tienes un disco (bien conservado) en las manos, parecen perfectamente delimitados y alineados entre ellos. Lo que sería alucinante es ver, a esta misma escala, cómo la aguja se desplaza por los surcos (y cómo va enganchando, de paso, las partículas de polvo).




Esta otra foto está ampliada 1.000 veces, y le da a los surcos aspecto de paisaje rocoso.

Visto en las noticias de Hispasonic. Las imágenes forman parte de un trabajo de Chris Supranowitz, para un curso en la Universidad de Rochester.

viernes, 26 de febrero de 2010

Viajando con los Rolling Stones

(Mick Jagger en Nueva York, gira 1972. posted to Flickr by divadivamusic)

Dicen que en 2010 no habrá gira mundial de los Stones…

En su excelente y exhaustivamente documentado libro Rolling with the Stones, el bajista del grupo, Bill Wyman, evoca sus recuerdos de la gira americana que los Stones hicieron en 1972, la misma que Robert Greenfield inmortalizó en Viajando con los Rolling Stones. Lo curioso del caso es que el meticuloso Wyman menciona que los escritores Truman Capote y Terry Southern seguían la gira en calidad de cronistas (Capote, que recibió el encargo de la revista Rolling Stones, la abandonó muy pronto, contrariado con la actitud de los Jagger y los suyos), pero no menciona en ningún momento a Greenfield.

Se sabe que Mick Jagger se arrepintió de haber permitido que Greenfield tuviera libre acceso a la banda para escribir posteriormente sobre la gira (el libro no le gustó). ¿Quizás tampoco le gustó al bajista de los Stones y por eso decidió obviarlo en su alucinante recopilación?

En cualquier caso, yo también esperaba más de un libro mítico como es Viajando con los Rolling Stones (“S.T.P: A Journey through America with the Rolling Stones”). Acepto la importancia histórica del documento, por su retrato de la sociedad americana de la época; la canonización de la gira americana de los Stones en 1972 como uno de los fenómenos culturales de la década; y por contribuir al inicio de la leyenda de los Stones como “la banda de rock and roll más grande del mundo”. Pero no puedo evitar cierto escepticismo sobre lo que de verdad pudo ver Greenfield con sus propios ojos. El equipo de la gira, incluyendo a los propios Stones, viajaba casi siempre dividido (hasta el punto de encontrarse a menudo en ciudades diferentes) y queda patente que parte de la crónica la escribe a partir de informaciones facilitadas por terceras personas, pero el autor nunca lo aclara ni cita fuente alguna (más allá de reproducir algunas conversaciones, como si él siempre hubiera estado presente cuando se producían). Greenfield llega a relatar hechos protagonizados por algunos Stones en diferentes lugares al mismo tiempo, sin que esté documentado su don para la ubiquiedad. Vamos, que se hace difícil separar el grano de la paja, la verdad de la ficción, el rock & roll de la fantasía del rock & roll.

Y hablando de paja, ese es otro de mis problemas con el libro: demasiadas páginas no aportan nada e incitan a dar saltos hacia delante (tuve que reprimirme).

Ciertamente fue más excitante ver en su día Cocksucker blues, el documental que Robert Frank grabó durante esa misma gira. Cuando los Rolling Stones vieron el resultado prohibieron su exhibición (¡qué difícil es contentar a Mick Jagger!), pero circula desde hace muchos años una versión pirata no censurada del documental. La filmación de Robert Frank muestra el desenfreno de la gira: fiestas en el backstage, consumo de drogas, sexo explícito… Aunque luego se supo que no todo fue tan espontáneo como parecía: las escenas de sexo en el avión, por ejemplo, estaban planificadas, por eso los Stones se mantienen al margen y actúan sólo como voyeurs.

Cocksucker blues es el nombre de la canción que Mick Jagger entregó a DECCA cuando la discográfica obligó a los Stones a entregar un último tema antes de dejarles marchar a Atlantic. Obviamente DECCA no pudo publicarla jamás, como tampoco se pudo comercializar el documental de Robert Frank.

martes, 16 de febrero de 2010

En familia con Ian Astbury y Billy Duffy (The Cult)


Parece que The Cult preparan ya un nuevo disco…

Con The Cult nunca sabes a qué atenerte. En su concierto del 2006 en Razzmatazz (sala 1), Ian Astbury y Billy Duffy llegaron por separado a la calle Almogàvers. Duffy bajó de la furgoneta con una cara de pocos amigos que sus gafas de sol no disimulaban. Sin embargo, aquel día ofrecieron seguramente su mejor concierto en Barcelona, a la altura de su primera visita, cuando en el 91 tocaron en el Palau d’Esports de la calle Lleida. Ni se miraron, como siempre, pero ambos estaban en forma y Billy disfrutó al máximo sus poses de guitar hero con clase (la portada del Sonic Temple es un icono a la altura del Pantocrator de Sant Climent de Taüll).

En su visita de 2007 no vi la llegada del dúo, pero descubrir que el concierto se había trasladado a la sala 2 de Razzmatazz (algo más de 700 personas, frente a las 1.200 de la sala 1) no era un buen presagio. Además, Ian y Billy nunca se han caracterizado por la modestia e intuí que tocar en un sitio más pequeño les iba a doler en su ego. Para mí era un misterio entender dónde estaba el resto de la gente que había asistido al magnífico show del año anterior. De veras que lo era.

No obstante, intuyo que en su próxima visita aún puede haber menos seguidores, porque el concierto de 2007 no fue de los que hacen afición. Empezaron con Horse nation y ya vimos la que iba a ser la tónica de la noche: Billy Duffy no estaba contento con el sonido de su guitarra y se dedicó a soltar broncas a ambos lados del escenario (retrasando el inicio de los temas) y a lanzar miradas por encima del hombro a los músicos mercenarios que les acompañaban en esta ocasión (Mike Dimkitch, Chris Wyse y John Tempesta) como si no estuvieran haciendo bien su labor. Incluso Astbury, que iba muy flojo de voz y se quejaba, con razón, del axfisiante calor que hacía en la sala, intentó en algún instante que el público motivara al rubio guitarrista para que iniciase una de las canciones. ¡Qué cuajo tiene Astbury!, no miró a Duffy en todo el concierto, ni tan solo para ver qué narices le pasaba para estar tan cabreado con ¿el técnico de sonido?, ¿el de los monitores?, ¿su técnico de guitarras?, ¿con todos a la vez?

Qué decepción. Fue un concierto malo, no caben medias tintas: no hubo ritmo, el repertorio no fue el mejor, Atsbury estaba mal de voz, hubo un amago de set acústico con Revolution y Star que quise olvidar (¿no sabe Duffy vestir un acústico con dos guitarras o es que también era cuestión del mosqueo que llevaba? o quizás es que hubo de por medio alguna sustancia que su cuerpo no toleró demasiado bien…).

Me duele mucho decir esto, porque The Cult son uno de los grupos de mi vida, pero su comportamiento en el escenario en ocasiones no es muy profesional. Todavía recuerdo la gira de presentación de su disco de grandes éxitos, en Zeleste: tocaron sólo 1 hora y 10 minutos y, cuando la gente pidió un bis, Astbury confesó que los músicos que llevaban eran nuevos y no habían podido ensayar más canciones: que si queríamos, nos repetían la canción que quisiéramos, dijo. Uno de los momentos más tristes y patéticos que he vivido en un concierto, por mucho que fuera un placer escuchar por segunda vez en la misma noche She sells sanctuary. Por cierto, ese día también se me cayeron al suelo cuando vi a Astbury saltar al escenario con el pelo corto y dos coletillas ridículas a los lados (¡qué poderosa era la imagen de los dos con melena y enfundados en cuero negro en su primera visita al Palau d’Esports, gira Ceremony!).

En el concierto de 2007, el comportamiento de Duffy dejó mucho que desear. Él solito se bastó para hundir el show con su actitud. Un concierto siempre hay que sacarlo adelante, como sea. Si el técnico la ha jodido, habla con él después del concierto, échale si es necesario, o detén el concierto en serio, supera los problemas y vuelve por tus fueros. Y si la banda no toca como quieres, ¿por qué les has contratado? o, mejor todavía, ¿por qué no habéis ensayado más?

Con todo, y a pesar de los propios The Cult, es imposible no disfrutar cuando suenan canciones como Fire woman (esa intro…), el himno Love removal machine, Wild flower (si un riff suena bien, ¿para qué complicarlo?) o la deliciosa She sells sanctuary (¿es el dibujo de guitarra que va tejiendo Duffy lo que la hace especial? ¿es la voz de Astbury? ¿la letra? ¿la suma de todo eso?). Estás con unos amigos, tomando unas cervezas y contemplando una vez más a uno de los mejores grupos de rock de los últimos 25 años. Una banda con la que has crecido y de la que haces versiones con tu grupo de música amateur. ¿No es Billy Duffy ya como un hermano? ¿No es esa Grestch blanca una preciosidad? ¿Hay alguien a quien le queden mejor colgadas del hombro las Les Paul? ¿No volverás a verle cuando vuelva a la ciudad (sea o no por Navidad), no vaya a ser que esta vez toque ver uno de los conciertos memorables? Estás en familia. Estás en la ceremonia de The Cult.

viernes, 29 de enero de 2010

El valor de la veteranía en el rock

En pocos ambientes como en el del rock se respeta tanto la veteranía: el tipo que vio actuar en los 70 a Queen, Aerosmith, Zeppelin, o los AC/DC de Bon Scott no es un viejo del que burlarse, sino alguien a quien perseguirás para que te cuente hasta el último detalle. De acuerdo, también estará el que no sabe ver cuándo hay que callarse y dejar de dar la brasa con sus batallitas, pero gente así la encuentras en cualquier otro ámbito de la vida y hablando de cualquier cosa: coches, fútbol, dinero, etc.

Si la tradición oral en el mundo del rock y el heavy metal es tan importante en España es debido a la habitual falta de información que ha habido sobre estas músicas en la televisión y la radio comercial de este país. ¿Quién no ha disfrutado escuchando las andanzas de algún veterano que te contaba de primera mano lo que vivió años ha en tal o cual festival, o cómo se vivió en su ciudad, en su barrio o en su bar la separación de la formación original de Black Sabbath, la polémica sobre los Judas Priest del Turbo o los Van Halen de Sammy Hagar? Ocurre lo mismo entre los músicos de rock: los consejos de un guitarrista que lleva años tocando en todo tipo de garitos se escuchan (o al menos se escuchaban) con respeto. Quizá con Internet estén cambiando las cosas, porqué allí parece que está todo lo que puedas necesitar (cuatro búsquedas en el google o en foros especializados y parece que ya lo sabes todo). Pero, en España, la escasez de programas de televisión y emisoras de radios dedicadas al rock y, sobre todo, al hard rock y el heavy, dejó durante muchos años a las revistas especializadas y al boca-oreja como única fuente de información. Personalmente, disfruto tanto hablando de música como eschuchándola o tocándola. Llevo muchos años tocando en grupos de rock por puro placer y siempre ha sido igual: acaba el ensayo y nos pueden dar las tantas en la calle hablando de música…

miércoles, 27 de enero de 2010

Biografías de músicos



La de David Lee Roth
(cantante de Van Halen), Crazy from the heat, me decepcionó. Está escrita mucho antes de la actual reunión de Van Halen y no se moja en nada, ni para bien ni para mal. Con lo bocazas que es Diamond Dave y en este libro parece un corderito, hablando sólo de sus raíces musicales (interesante esta parte), de sus manías en el escenario antes y durante los conciertos… Y prácticamente nada de su relación con los hermanos Van Halen o Michael Anthony. Recuerdo que, cuando la leí hace unos años, pensé: en el fondo este tío tiene la esperanza de volver a ser el cantante de Van Halen y no ha querido poner absolutamente nada que puede molestar a los hermanos, por si acaso. Buenas fotos, pero un libro flojo, para ser quien es su autor. La de Aerosmith, Walk this way, en cambio, la disfruté. No escatiman detalles de su infierno con las drogas y de sus problemas personales dentro y fuera del grupo. Aparecen sinceros y abiertos, maduros. Pero la realmente interesante es Fight the Power, la de Chuck D, el cerebro de Public Enemy. Es un libro también un poco viejo (1997) pero en mi caso lo he leído recientemente. Puedes estar o no de acuerdo con lo que plantea (yo no lo estoy al 100%), pero es un libro honesto, que te permite saber exactamente de qué iban Public Enemy. La conclusión que sacas es que este tío está en guerra. Las declaraciones son incendiarias, como lo eran sus canciones: que si el Gobierno norteamericano actúa como una “máquina antinegros”, que si los negros deberían ver la bandera americana como si fuera la esvástica nazi… En algún momento se pasa tres pueblos, ve conspiraciones por todas partes y se vuelve algo paranóico y extremista, pero no hay duda de que Chuck D no es un ignorante; es un tío preparado y muy concienciado con la problemática social de los negros… y yo no soy un negro que vive en los EE.UU. y no puedo calibrar hasta qué punto sigue instalado el racismo en aquel país. En todo caso, él se muestra muy crítico con esa figura del artista o deportista negro famoso (campos en los que destacan las personas de color) que no hace nada por su comunidad. También se criticó mucho en su día a Louis Armstrong, al que acusaban de ser un bufón, alguien que entretenía a los blancos y no hacía nada por la causa negra. La descripción de cómo conoció a Flavor Flav (¡qué personaje!) y de cómo tuvo que justificarle a la compañía de discos a qué se iba a dedicar dentro Public Enemy, para que también se le contratara, es muy graciosa (Flavor Flav sencillamente “hace lo suyo”, les dijo). Este tío es tan auténtico como Chuck, aunque tenga una forma de ser totalmente distinta. También he disfrutado del libro autobiográfico Freddie Mercury, Su vida contada por él mismo que un par de periodistas han hecho a partir de entrevistas que Freddie Mercury realizó durante 20 años. Por supuesto que me ha resultado más interesante que el que escribió en su día Peter Freestone, el que fuera asistente personal de Freddie desde principios de los ochenta y hasta su muerte, porque, de tan respetuoso, resultaba insulso: ¡con lo que este hombre debió llegar a ver (¿y tocar?) durante más de 10 años¡. En el libro de estos dos periodistas hay anécdotas geniales, como cuando Queen (época News of the world, ¡con Freddie calzando zapatillas de ballet!) y los Sex Pistols coincidieron en un estudio de grabación y el genial cantante de Queen, que podía ser gay pero estaba cuadrado, vaciló a Sid Vicious cambiándole el nombre y preguntándole si las marcas y las cicatrices de la cara se las hacía delante del espejo. Vicious advirtió a Freddie que no le gustaba cómo le está hablando y Freddie respondió: “¿Y qué piensas hacer al respecto? Rotten y Vicious salieron por piernas. ¡Qué grande fue Freddie Mercury y qué necesitada está hoy la música de personajes como él!

jueves, 21 de enero de 2010

Entrevista inédita a Quimi Portet-El Último de la Fila (1997)

Extracto de otra entrevista de 1997 que quedó inédita debido a que la revista que la iba a publicar cerró antes de salir el número a la calle.

Quimi Portet (1997): “Si El Último de la Fila cantara en catalán yo no habría hecho este disco en solitario” 





Oficialmente, Quimi Portet está de vacaciones. Pero yo lo tengo sentado ante mí y me habla de un nuevo disco en solitario que está a punto de publicarse: "he venido de estranquis, no se lo digas a nadie". No, no es ningún secreto, es una frase extraída de La Rambla, la canción que figura como sencillo de presentación del excelente Hockey sobre piedras, el segundo disco de Quimo Portet.

¿Cuál es la historia de este disco?



Cuando acabamos la última gira, Manolo y yo decidimos parar durante un tiempo. Pensaba hacer vacaciones, pero empecé a componer y fueron saliendo estas canciones. La primera idea era hacer un disco por pasármelo bien y que quizás ni publicaría. 





¿Y como ha ido la grabación? 



A mí me gusta el trabajo de estudio, porque te obliga a una introspección y a una forma de trabajar en equipo que es muy especial. Además, este vez todo fue bien porque no hubo ninguna presión, puesto que, de hecho, nadie esperaba este disco. 





¿Saldrás a presentarlo en directo? 



No. Hacer ahora una gira supondría montar un grupo –porque el disco lo he hecho tocando yo muchos de los instrumentos– y ensayar, y no tendría ningún sentido haber parado con El Último de la Fila, precisamente por romper la dinámica gira-disco, y que ahora hiciera el mismo en solitario. 





No sólo cantas en catalán, la temática del disco también es mediterránea. Con El Último de la Fila, la voz del Manolo y la música eran más del sur. ¿Has hecho algo que no puedes cuando formas parte del grupo? 



No exactamente. Yo creo que la temática es muy parecida a la de El Último. La única diferencia es que yo conozco mucho mejor la lengua catalana que la castellana, y esto se nota. Yo, por ejemplo, no puedo hacer un uso parecido de las expresiones populares y de los refranes castellanos. De todos modos no he pretendido tocar temas folclóricos; pienso que es un disco que puede entender todo el mundo. 





Te lo decía porque muchos músicos se acaban viendo atrapados en aquello que les ha funcionado y aprovechan descansos del grupo para hacer cosas que, a menudo, acostumbran a ser bastante diferentes de lo que hacen con su banda. 



Esto es cierto. Bien, el tema de la lengua es básico para mí. Seguramente, si El Último de la Fila cantara en catalán yo no habría hecho este disco. Tampoco es que esté frustrado, pero me sabe mal, por ejemplo, que mi hija tenga que leer toda la vida cosas mías en castellano. 





En tus textos se aprecia una preocupación por la rima 



Es que yo pienso que esta es la diferencia entre una noticia del diario y una letra para una canción. No sólo busco la rima, sino también el ritmo, que los acentos coincidan con el ritmo de la canción. Me sale de una forma bastante natural.

Algunas letras de las canciones de El Último de la Fila me gusta más leerlas que escucharlas. Esto no me ha pasado con este disco. 



No lo había pensado nunca... quizás es porque soy un músico que canta. Manolo es un cantante y, a veces, su expresividad puede pasar por encima de la canción. Como yo siempre estoy tocando la guitarra, a mí no me importa estar dos compases en silencio, en cambio, el estilo de El Último de la Fila es más fluido y puede que para el purista del rock haya un alud de voz o expresividad que reste musicalidad o ritmo al conjunto. 





¿Alguna novedad respeto a El Último de la Fila? 



Por el momento nada; estamos de vacaciones.

jueves, 14 de enero de 2010

Música rock y satanismo, René Laban

Música rock y satanismo es un libro escrito desde el fanatismo religioso y tiene una alarmante falta de rigurosidad. Lo curioso es que uno esperaría que un libro con este título analizara el fenómeno del death metal escandinavo y todos los tópicos sobre pactos con el diablo, desde el cruce de caminos de Robert Johnson, hasta el de Led Zeppelin, pasando por toda la carnaza de Black Sabbath. Y con los únicos que realmente se ceba es con Alice Cooper (“que tomó su nombre de una sesión de espiritismo en la que se le identificó con ese nombre”) y, no tanto, con Ozzy. Hasta aquí, lo obvio. Lo sorprendente es la galería de satánicos “concientes o inconscientes” que presenta el autor: ¡Pink Floyd, The Police, Queen, Crosby, Stills, Nash & Young, etc.!!! Según este tipo, en el tema Empty spaces (él equivoca el título y lo llama Congratulations) de Pink Floyd se puede escuchar, oyendo el disco al revés: “Justo acabas de descubrir el mensaje secreto del diablo; comunícate con el viejo…” (he puesto “del diablo” en cursiva, porque quienes supuestamente han escuchado estas palabras –ver los foros de fans de Internet– nunca habían mencionado nada del diablo, aunque sí que, efectivamente, hay un mensaje oculto). Le siguen toda una ristra de sorpresas, a saber: parte del texto de la canción de The Police Every breath you take, por ejemplo, ¡abre el capítulo del libro sobre Los síntomas de la posesión diabólica!: “Cada vez que respiras, cada movimiento que haces, cada vínculo que rompes, cada paso que das, te estaré observando… ¡Oh¡ no puedes ver que me perteneces”; en el directo Live Killers de Queen se puede escuchar, una vez más oyendo el disco al revés: “start to smoke marijuana”; y también desglosa párrafo a párrafo Stairway to heaven, de Led Zeppelin, para decir que la Lady que compra la escalera al cielo es la heroína (la Dama para la cual todo lo que brilla es oro), y que la estrofa más subversiva es la que habla de los dos posibles caminos por los que transitar: en las dos últimas frases, donde ante la duda el flautista nos invita a seguirle (“in the case you don’t know, the piper’s calling you to join him”), si las oímos al revés puede escucharse: “vive para vivir para Satán (live got to live for Satan)”. La cosa no acaba ahí. El tal René Laban afirma, entre otras cosas, las siguientes: antes de triunfar, Marc Bolan pasó dos años en París en compañía de un un mago negro; la sociedad de brujos WICCA controla parte de los estudios de grabación norteamericanos y es quien edita los discos de Alice Cooper; Marianne Faithfull y Anita Pallemberg son “dos conocidas brujas inglesas” que sedujeron a los Rolling Stones, cuyo logo de la lengua roja es el paradigma de la simbología del diablo (el tipo lo documenta con la reproducción de antiguos grabados: desde la lengua de la serpiente del paraíso hasta el mismo diablo o los condenados al infierno con su lengua fuera); el nombre de los tres primeros discos de Kiss (Kiss, Hotter than hell y Dressed to kill) no es casual, todo junto significaría: Caballeros al servicio de Satán más calientes que el infierno vestidos para matar (para el autor, Kiss sería el acrónimo de Kings in Satan Service). Ah, y las fotos de la Kiss army de la contraportada del Alive las hizo Fin Costello, “un famoso mago negro”. En fin, el libro da para miles de anécdotas: como cuando habla de las ceremonias de magia negra que se habrían hecho antes del lanzamiento de algunos de los discos más exitosos del rock (que por ese motivo triunfaron), y que quien los ha comprado se ha llevado a casa parte de esos demonios (¡Estamos jodidos¡). También habla de las conexiones de Aleister Crowley y Anton La Vey con el rock.En fin no se libran ni Bad Company, la E.L.O, Saxon o Black Oak Arkansas (las siglas B.O.A. aluden al símbolo satánico por excelencia, la serpiente, y en su tema grabado en directo When electricity came to Arkansas aparecen en un momento dado unos extraños ruidos que, escuchados al revés descrifan el mensaje: “Satán…Satán…Satán… he is good… he is good” y acto seguido se oyen unas risas). Lo que me gustaría saber es si es verdad que Robert Plant llegó a culpar a la obsesión de Zoso por el ocultismo y la magia negra de las calamidades que afectaron al grupo y sus miembros.

miércoles, 13 de enero de 2010

Entrevista inédita a Enrique Bunbury (1997)

Extracto de la entrevista que le hice en 1997, en un hotel de Barcelona que no recuerdo, y que ha permanecido inédita porque la revista que iba a publicarla pasó a mejor vida. Los Héroes del Silencio se habían separado y Bunbury estaba promocionando su primer disco en solitario.

ENRIQUE BUNBURY: “No puedo estar pendiente de lo que piense la gente de mí”

Tras doce años de carrera con los Héroes del Silencio, Enrique Bunbury estaba, musicalmente hablando, en la edad del pavo. Es esa compleja etapa de la vida en la que sólo se tiene clara una cosa: lo mejor está por venir, o lo que es lo mismo: quiero ser cualquier cosa menos lo que he sido hasta ahora. Para la ocasión, a Bunbury le ha salido una vena tecno-árabe por la que fue capaz de dar la vida i morir como héroe del silencio. Con ese nuevo bagaje, resucita discográficamente en "Radical Sonora", el disco que coincide con su biológico treinta cumpleaños

¿Por qué este giro hacia la música electrónica; crees en ella o responde simplemente a un deseo de experimentar?

Yo creo que todos los lenguajes son válidos. Por eso en este disco he intentado sintetizar los aspectos que más me gustan del rock y la música electrónica y les he añadido unas pinceladas árabes influido por la música que escucho ahora mismo.

¿Combinan las máquinas con la pasión y el sentimiento que tu pones en tus letras y en tu interpretación?

Simplemente he utilizado la música electrónica para hacer un disco de rock actual. Mi intención es evolucionar; no repetirme, luego la prensa y el oyente está en su derecho de pensar que me he apuntado a la moda, yo sólo he querido hacer un disco que me complazca, y éste lo hace al 100%

¿A quién va dirigido el disco o a quién crees que puede interesarle?

La verdad es que no lo sé, porque tengo muchas posibilidades de que la gente me diga que me he apuntado a un carro; que la gente de Héroes me dé la espalda o que los detractores de Héroes sigan pensando que es más de lo mismo, pero... [hay una larga pausa y sigue con un tono más afectado] no puedo estar pendiente de lo que piense la gente; estaría atemorizado y no daría un paso, y mi premisa es el valor y voy a seguir con lo que yo creo.

¿Te encontraste limitado dentro de Héroes del Silencio?

De hecho yo les propuse este disco a Héroes del Silencio y no mostraron ningún interés.

¿Hubo mal rollo en la separación?

Lo hubo mientras no tomamos la determinación de separarnos. Llegó un momento en que cada decisión que debíamos tomar se convertía en un tormento, porque éramos ya cuatro personas muy diferentes y veíamos el futuro poco esperanzador. Pero con la separación todos vimos una luz al final del túnel.

¿Qué hace ahora mismo el resto del grupo?

Creo que todos ellos están preparando discos en solitario.

Volviendo al disco, parece que los textos son menos ambiguos y más personales.

Intento ser mejor comprendido. Pero mi personalidad sigue estando ahí; ha cambiado un poco la forma pero la esencia sigue siendo la misma: no intento comunicarme con nadie, sino liberar algo que llevo dentro.

A pesar del nuevo rumbo, Phil Manzanera vuelve a los mandos; ¿necesitabas un punto de apoyo; no romper del todo con lo anterior?

Phil era el idóneo para alejarme del sonido de Héroes del Silencio porque sabía cuáles eran las claves de ese sonido. Le expuse mis ideas y le interesaron.