lunes, 26 de abril de 2010

Aerosmith, un bis de 40 años



27-06-2010, Aerosmith en Barcelona…

Mi anécdota favorita de Aerosmith: finales de los 70, los toxic twins (aka Steven Tyler y Joe Perry) atraviesan su periodo más duro de adicción a las drogas. El grupo suele cerrar todos los conciertos de la gira con el mismo tema, pero, una noche, les da por hacer justo al revés y empiezan el concierto con la canción de marras. Cuando la terminan… ¡se despiden del público y abandonan el escenario! Alguien tuvo que recordarles que habían tocado tan solo un tema y que era conveniente volver al escenario… La vaguedad de la explicación invita a pensar que se trata de otra leyenda urbana (o rumana, que diría un amigo mío) de la época en que el grupo se metía por la nariz un tercio de la economía colombiana (Tyler dixit). Pero parece ser cierta. Y se non è vero è ben trovato.

Aerosmith compuso bajo la influencia de las drogas gran parte de los clásicos de su repertorio de los años 70: Back in the Saddle, Sweet Emotion (una de mis canciones fetiche), Toys in the Attic, Walk this way… A finales de la década de los 80, ya (o supuestamente) limpios de drogas también editaron dos excelentes discos, Permanent Vacation y Pump, que les devolvieron al primer plano de la música rock americana. Sin embargo, actualmente publicar cada nuevo disco les supone un suplicio, y ya hace tiempo que deben recurrir a compositores y arreglistas mercenarios del tipo Desmond Child para sacar adelante algunas composiciones. En directo, sin embargo, continúan ofreciendo un gran espectáculo de rock and roll.

Los de Boston incluían Barcelona como uno de los destinos fijos en sus giras europeas de los años 90, de manera que aquí conocemos bien la solvencia escénica de un grupo que en aquella década ya triunfaba con una propuesta sensiblemente diferente a la que los encumbró a mediados de los años 70.

Para muchos fans la evolución en los 90 fue gradual y en ningún caso traumática. En aquella época, los norteamericanos habían conseguido un cierto equilibrio entre sus antiguas composiciones de hard rock y las nuevas piezas, con producciones pensadas por escalar las listas de ventas. Por este motivo, la banda había sumado a los fans de toda la vida una nueva generación que les hizo grandes en la década de los 90.

La prueba la teníamos en su creciente éxito de convocatoria, ya que, tras tocar en el Palacio de Deportes de la calle Lleida (Get a gripe tour, 1993, con Mr. Big de teloneros), en las siguientes visitas pasaron a actuar en el Palau Sant Jordi (Nine lives tour, 1997, y A little south of Sanity tour, 1999, esta última con Black Crowes de teleneros). Continuaban facturando buen rock and roll, pero, eso sí, cada vez tenían más protagonismo las secciones de viento, los teclados y las melodías edulcoradas.

Define canción lenta, por Joe Perry

El propio Joe Perry reconocía que hasta que no entraron en su vida gente como el A&R John Kalodner (un tipo fascinante: www.johnkalodner.com), y compositores-productores como Glen Ballard y Desmond Child (todos ellos especialistas en lograr hits: www.glenballard.com; www.desmondchild.com) cuando alguien le hablaba de hacer una canción lenta, pensaba que se refería a un blues lento... Ahora la guitarra favorita de Perry es Billie, una Gibson BB King Lucille de color blanco con la cara de su mujer pintada a tamaño gigante en la tapa de arce del cuerpo del instrumento…

Pero, a pesar del éxito comercial, Aerosmith hoy están lejos de su mejor forma musical… y física. Como anécdota, corre por youtube (www.youtube.com/watch?v=6CEoThnszn8) un vídeo reciente de Steven Tyler cayéndose del escenario y pegándose un costalazo en un concierto en Dakota del Sur. Esto se suma a recientes problemas de salud del cantante, que ya no es un niño precisamente, y rumores sobre recaídas en la droga.

Son muchos los que creen que los malos rollos que ha habido últimamente entre Steven Tyler (el cantante bocazas que en una ocasión dijo que le cabía un cubo Rubik en la boca) y el resto del grupo –que llegaron a declarar que estaban buscaban nuevo cantante–, y la posterior reconciliación no eran más que un montaje para calentar la nueva gira por Sudamérica y Europa que los managers del grupo ya habían estado cocinando. Ya se sabe: vamos a ver a Aerosmith, que quizá sea la última vez… Yo, por supuesto, ya tengo mi entrada.